8 de octubre de 2016

PUERTA GRANDE Y FAENA PARA EL RECUERDO EN POVEDILLA




Plaza de Toros de Povedilla (Albacete). Lleno de "No hay billetes". Toros de Samuel Flores y Castillo de Montizón para el rejoneador Curro Bedoya (oreja) y los matadores Enrique Ponce (dos orejas), Juan José Padilla (dos orejas y rabo), David Fandila "El Fandi" (dos orejas), Paco Ureña (dos orejas) y Juan Ortega (dos orejas). 


        "Tienes que consentirlo, no le obligues en las primeras tandas y sobre todo ten paciencia y confía en que romperá" fueron las palabras que el maestro Enrique Ponce le dedicó a Juan Ortega poco antes de que se abriese la puerta de toriles. Lo que sucedió después no se cuenta, se siente. En el recibo de capote oleadas y malos modos hacían presagiar una mala condición del toro, sin embargo, un quite por chicuelinas rematadas con una media rodilla en tierra nos hizo recuperar la esperanza. Y así fue. 

            La paciencia, el buen trato, la distancia, el temple, la altura... hicieron de aquella faena una de las más importantes de su carrera. Pleno, roto, hundido, dibujó naturales eternos. El pico de la muleta, apoyado en el suelo, volaba de un lado para otro acariciando la testud del toro. Arrucinas, molinetes, trincherazos, pases de las flores, faroles, cambios de mano, kikirikís... alimentaron una obra cuyo secreto estuvo en la entrega. El de Samuel recordó las tardes de gloria de la ganadería: clase, nobleza, prontitud, cadencia, ritmo y fondo. Mucho fondo. La espada emborronó el delirio. Con la noche encima y el alma arañada, en la calle se escuchaba "la pata", hubiese cortado "la pata".



No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTRADAS MÁS VISTAS