JUAN ORTEGA CUATRO OREJAS EN ALUSTANTE

Plaza de toros de Alustante (Guadalajara).
Tres cuartos de plaza.
Cuatro toros de Venta la Mejora para Juan Ortega como único espada: oreja, silencio, oreja y dos orejas.
La tarde, gris, plomiza, fría y ventosa no invitaba a sentarse en los tendidos, sin embargo, los aficionados (entre ellos muchísimos checanos) armados con jerseys, abrigos e, incluso, alguna manta se adueñaron del coso. Ortega toreaba por primera vez en su carrera un festejo en solitario. Asumiendo la responsabilidad se echó la tarde a la espalda y tiró de pundonor para lidiar y dar muerte a los tres primeros. Tres estocadas. Tres prendas. Que cuesta arriba se ponía la tarde; un viento que no amainaba, unas máquinas de pegar cabezazos y una presidenta que incomprensiblemente quiso imponer una exigencia poco acorde a la plaza. En último lugar se había dejado el "feo", alto, descarado y pitorrón. Como de esto "no saben ni las vacas", el "feo" fue el único que embistió. En el mundo de los ciegos el tuerto es rey. Templadas verónicas, barrocos delantales y una tanda al natural sublime fue lo más dulce del día. Y otra estocada, por supuesto.