El domingo 26 hizo el paseíllo en Colmenar Viejo, cortando una oreja como premio a una rotunda, mortal y fulminante estocada, como se puede leer en la siguiente crónica de Aplausos:
"Juan Ortega lució sus aires de buen torero con el novillo que rompió plaza. Desde la suavidad con que lo recibió de capa hasta la perfecta ejecución de la suerte de matar. Entre una cosa y otra, el sevillano suplió con su excelente corte lo poco que puso el novillo de su parte que salió de los engaños totalmente desentendido."
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