Toros de Apolinar Soriano, Guadalmena, Fernando Peña, Las Ramblas, El Tajo y la Reina y Román Sorando.
Luis Miguel Encabo ovación y oreja
Juan Ortega ovación y dos orejas
Francisco José Espada ovación y dos orejas
La corrida homenaje a Luis García "Checanito" comenzó con la entrega de una placa en reconocimiento a su trayectoria profesional, la cual recogieron sus hijos.
El primero de Ortega fue un toro reservado, sin fijeza, que rebañaba en cada muletazo y del que se hacía ardua tarea construir faena. A base de disposición y entrega (tónica de esta temporada) consiguió imponerse al animal. Poco lucimiento y mucha habilidad necesitó el espada para meterlo en el canasto. Tres pinchazos y una estocada terminaron con la incertidumbre del morito.
En el quinto, apretado de carnes y de seria expresión, el matador volvió a mostrar sus armas. El toro reculaba con el hocico entre las manos mientras se echaba tierra encima. Condición ésta que descompone mucho a los toreros. Pero era su tarde, su pueblo, y Juan (acompañado por su familia, amigos y multitud de checanos) buscó la puerta grande hasta el final. Unas manoletinas y un espadazo lleno de pureza amarraron las dos orejas.
Tras finalizar la corrida de toros se celebró en la localidad un coloquio taurino en el Hotel La Gerencia en el que participaron los diestros de la tarde, los apoderados Pepe Luis Vargas y César Jiménez y el ganadero Román Sorando. Además, el cantante Kerman Gardel interpretó con su acordeón el pasodoble de Juan Ortega.
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