Frustraciones
No es la primera vez esta temporada que veo a un presidente,
de plaza de primera, hacer pagar sus frustraciones a un novillero, con “las
figuras” les cuesta más…. La de ayer la más escandalosa de todas. El reglamento
es claro: la primera oreja la concede el público.
Pasiones a parte, la petición ayer fue mayoritaria. Juicios
de valor a parte, a uno les pudo gustar más o menos la faena, la petición fue
mayoritaria. La oreja se debía de conceder.
Juicios de valor a parte, a Juan Ortega se le
negó una oreja pedida por el público, salió a saludar al tercio y se le pidió
la vuelta al ruedo. Nadie, ni los sectores más críticos protestaron la vuelta,
es más al finalizar la misma fueron quienes más abroncaron al presidente.
Y ahora sí, mi visión particular de lo que yo vi ayer…. Una
tarde soporífera por la escasa raza de los de Julio de la Puerta,
escasos de casta y fuerza, dos se fueron al corral. Con esos mimbres poco se
podía hacer pese a las ganas de los tres actuantes.
En esas saltó al ruedo un sobrero de “El Montecillo”
para cerrar la tarde, 528kg marcaba la tablilla, presentación de toro en muchas
otras plazas. Ya de salida apuntó tener otro aire, pelea de bravo en varas
arrancándose en la segunda de largo. En banderillas nos mostró que solo tenía
un pitón, el derecho, por el izquierdo se venía el novillo por dentro y cortaba
el viaje.
Se fue Juan al centro de la plaza, brindó al público y desde
allí citó al novillo, dando mucha distancia cuajó unas templadísimas series
culminadas por torerísimos remates, los pases de pecho a cámara lenta. Pasó a
la mano izquierda y ya en el primer embroque el novillo se vino por dentro,
aguantó las coladas el novillero, pegó una segunda tanda por ese pitón, en mi
opinión excesiva vista la condición del animal, quería demostrar que valor
tampoco le falta.
Volvió a la mano diestra, el novillo que no acababa de
humillar, defecto que tapó a la perfección Juan Ortega, tenía su
puntito de casta y se iba viniendo arriba a la vez que el novillero ganaba en
confianza. Cogió fuerza la faena en unas sabrosas tandas de muletazos largos y
profundos. En el epílogo de la faena cuando Juan estaba mostrando su versión
más “sevillana” con una serie de bonitos remates el novillo le echó mano… fea
voltereta de la que salió ostensiblemente conmocionado. Se repuso y estoconazo
fulminante.
La plaza se llenó de pañuelos, era el premio a una tarde en
la que lo dio todo, no perdonó un quite, pero desde el palco y saltándose el
reglamento “a la torera” no se quiso dar la oreja. Juan Ortega pagó
ayer las frustraciones de usía…
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